Hola cómo están. La última entrada fue el 8 de marzo, 16 días antes de la cuarentena pero ya conocida la pandemia. Luego, entender que hacer ante el coronavirus acaparó mi atención y mi tiempo. Además comenzaron las actividades de la EOL. Formo parte de un nuevo ateneo (El Psicoanálisis con la Música) y presenté un caso clínico en el grupo de la Red. En este lapso leí trabajos de psicoanalistas y escuché a políticos, periodistas y científicos dándonos consejos, advertencias, estadísticas. Fueron tantos que, finalmente, seleccioné unos pocos y traté de pensar. Fueron tres colegas de la EOL que me ayudaron a hacerlo: Elena Levy Yeyatti, Marie Helene Brousse y Estela Solano Suarez. Estela me clarificó en la cuestión del uso de los medios electrónicos para seguir atendiendo. Era necesario porque habían empezado a llover las declaraciones en pro y en contra de su uso ya que hay psicoanalistas que no quieren valerse de ellos. Como estamos atravesand
Corrupción de la palabra Entiendo por corrupción de la palabra los lugares comunes, slogans y frases hechas del discurso común que no permiten abrir una pregunta. La política supone el deseo, la obtención y el ejercicio del poder. El psicoanálisis cuenta con el poder de la palabra para incidir sobre ella. Pero al salir del dispositivo debe cambiar de estilo ya que Lacan nos enseñó que “el estilo es el hombre… al que uno se dirige”. Quizás se trate de ir a contrapelo del discurso común escuchando la enunciación para inventar un estilo que resuene en el Otro social de una manera diferente. Buenos Aires, 13 de octubre de 2018